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Canalización de Seres Fallecidos – Voces que atraviesan el velo

 

Hay un umbral silencioso donde la vida y la muerte se rozan como dos orillas. En ese espacio sagrado, los susurros de quienes partieron siguen vibrando, esperando el momento en que alguien pueda abrir el puente. La canalización es ese pasaje: un rito íntimo donde los velos se corren y la voz del más allá se vuelve presencia.

 

Este encuentro está destinado a quienes deseen comunicarse con un ser querido que ya no camina en este plano. Es importante comprender que la canalización solo es posible a partir de los seis meses de su partida; antes de ese tiempo, el alma se encuentra en tránsito, atravesando procesos que no deben ser interrumpidos.

 

La sesión requiere un mínimo de cuatro días de anticipación. Ese tiempo me permite preparar mi campo áurico, ajustar las vibraciones y abrir el espacio seguro en el cual se manifestarán los mensajes. Este cuidado asegura que la conexión sea clara, respetuosa y sostenida.

 

Es fundamental recordar: yo no fuerzo ni obligo. Como canal, soy el puente; pero la voz, las palabras y las señales provienen del ser que se presenta. La información que recibas será aquella que él o ella desee entregar. A veces es un susurro, a veces una imagen, otras veces una emoción intensa o una frase que solo vos podrás reconocer. El misterio está en que cada encuentro es único, y en él se revela lo que necesita ser escuchado.

 

Esta no es una práctica banal ni un espectáculo. Es un acto de amor, de duelo y de cierre. Puede sanar heridas, traer paz, o incluso remover preguntas que quedaban sin respuesta. El alma que parte conserva su libertad, y en esa libertad elige qué mostrar, qué callar y qué entregar a quienes aún permanecen.

 

Permítete entrar en esta experiencia con apertura y respeto. Si tu corazón busca una señal, si tus sueños te llevan a recordar, si hay palabras que no se dijeron en vida, aquí encontrarás el espacio donde los velos se corren, y el eco de los que amaste puede volver a rozarte.